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Atonment

¡Alerta! Incluye spoilers.

Terminé de leer el libro el 19 de abril de 2025, durante una conexión de vuelo Múnich–México. Con los ojos llenos de lágrimas y los labios temblando, cerré el libro mientras el pasajero de al lado intentaba disimular su consternación.

Fue a raíz de esta lectura que me recriminé no estar llevando un diario de mis lecturas.

¿Cómo llegué a Ian McEwan? ¿Ustedes cómo eligen sus libros? Para mí, aceptar recomendaciones es algo reciente; suelo preferir perderme entre los estantes de una librería y dejar que algo me elija. Esta vez fue distinto: llegué a él gracias a una querida amiga, Ana.

Es el final del libro lo que me impulsa a escribir: el innegable olvido. Escribo para dejar vestigios de cuánto conecté con la historia, de las veces que me estremecí ante la sincronía entre lo leído y lo vivido. Sentí las entrañas de fuera al verme obligado, como los personajes, a separarme de quien amo. Sentí también el hartazgo por la guerra, por su absurdo y su permanencia.

Este libro es para valientes: para quienes se permiten tocar la llaga y explorarla.

 
 
 

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